R1 Los Ojos del aviador

de Francesca Vitale

Domínate, y otros te soportarán.
Rebaja tu orgullo
Tú eres un perro golpeado bajo el granizado
Una urraca hinchada en un sol cambiante
Medio negra medio blanca
Y no sabes distinguir el ala de la cola
Rebaja tu orgullo
Porque mezquinos son tus odios
Nutridos de falsedad,
Rebaja tu orgullo,
Dispuesto a destruir, sórdido en la caridad,
Rebaja tu orgullo,
Yo te lo digo, rebájalo(…)”

E. Pound, de Canto LXXXI, en Cantos Pisanos

Los Ojos del aviador es el título de esta Trilogía “cementerial” que presento en MADE.

Un relato de miradas de sombras, pausas, silencios.

De voces susurradas y fantasmas, cruces de espacios concluídos limitados a la memoria fugaz colectiva y a sustracciones fotográficas minimalistas. Violaciones de historias personales, epitafios rasguñados que a estas Caras, sonrientes y melancólicas a punto del olvido, restituyen tiempo-dignidad, presencia en el mundo.

Quizás.

La Trilogía Los Ojos del aviador representa una especia de “The End”, el final de un recorrido para imágenes fijas y en movimiento, en el que por años he tratado de dar homenaje, en distintos modos a través del tiempo, a un mundo de sombras y personas desconocidas, nuestro doble subterráneo.

Un homenaje que nace antes que nada de la elección de pasear en los cementerios, incluso simplemente en un momento de vacaciones; un modo casual pero buscado, deseado, para encontrar el alma de los lugares, de los cuales los cementerios son de alguna manera un mapa tornasol.

En las imágenes de las lápidas, en los epitafios, hurgando entre las fechas de nacimiento y muerte y sus causas, entre las flores secas abandonadas de cabeza, de hecho se puede leer la historia de un lugar.

Sus costumbres, reveladas también en las modas de los retratos elegidos para las lápidas.

Leyendo cronológicamente la Trilogía, el primer corto es Is Mortorius del 2018, construído con fotos tomadas en el cementerio de Argentiera, un pueblo ex minero, y el de Posada, otro pequeño pueblo, lugar de pastores y agricultores como en su tiempo, y tal vez también ahora, casi toda la región de Sardeña.

Las sonrisas, llenas o acentuadas en las fotos, relatan: de hecho casi siempre los retratos en las lápidas sonríen y tienen algo de reconfortante e inquietante (naturalmente) al mismo tiempo.

Un homenaje también a Sardeña, región italiana de mar, isla de perfumes y luces increíbles, donde en una de las pocas ciudades existentes -Cagliari- la Santa que protege a los navegantes, a los marineros, y también a la gente común, llegó cuando era de noche: una estatua de pie en el barco iluminado por una luz resistente, puesta a salvo sobre una playa de Cagliari después de un largo viaje en la aparente deriva de las olas.

En Bonaria está el santuario dedicado a ella, imponente y descaradamente blanco, con vista al mar, como toda Cagliari, y a sus espaldas hay un enorme cementerio monumental.

Las fotografías realizadas ahí se componen y se animan en el segundo video Maniposas del 2011. También aquí el título hace referencia a la lengua sarda, lengua particular con muchísimos dialectos e influencias, entre las cuales la española.

En uno de tantos riachuelos de lenguaje, en uno de tantos subdialectos sardos, maniponsa significa mariposa.

Existe también, más difuso y tomado tal cual del español, mariposa, pero preferí el primer término poruqe incluye la palabra mani (manos en italiano) que para mí indica casi una caricia en este caso, un gesto de participación a un estado. Un signo de piedades.

Mani-posas me ha sonado siempre en italiano como mani posa (las manos posan), caricias.

Caricias en efecto son para mí los disparos sudorosos que realicé caminando, aturdida por el calor y casi temorosa ya desde el ingreso, que es siempre un umbral, confín y por lo tanto lugar de contaminación y fragilidad.

La cámara constituye siempre un filtro, una protección, un tomar distancia interior, como se dice en la filosofía zen, necesaria, pero en este caso un medio para acercarse.

Los ojos del aviador son los que encontré primero en el cementerio de Bonaria, en la plaza central que acoge a los visitantes. Antes de atemorizarme o de extraviarme, vi de inmediato estos ojos azules de la segunda guerra mundial, un joven desaparecido en el cielo sobre su avión.

Y fueron de alguna manera reconfortantes.

Desde ahí inicie mi camino (en el laberinto que es un cementerio monumental) a pie, casual, como hago siempre, pero en Bonaria acercándome más con el respeto objetivo a trabajos anteriores, buscando las miradas en un modo más cercano.

A las fotografías, a los fragmentos reunidos quise darles después una coloración eléctrica y las llamé Pop Maniposas, para indicar que en el fondo se puede hablar, reflexionar sobre la muerte, sin apagar la vida o los colores del relato, sin ser forzozamente dark, sin ofender pero desacralizando ligeramente, creando también el aspecto grotesco que estas imágenes, palabras y fechas nos entrega.

Hombres, mujeres y niños, cada uno con su máscara y su legado paradosal para quien vivo, los mira.

El tercer corto de la Trilogía, La eterindad escoge el instante (2013) representa la parte final, la cúspide tal vez, del recuerdo –por imágenes y sonidos- de mi nacimiento e infancia veneciana. Iniciada en el Hospital civil de Venecia que da hacia la laguna abierta de la Fondamenta Nuove.

De este embarcadero externo (respecto al corazón de Venecia) parten los vaporetti y las lanchas para Murano y Burano pero también a la sila de los muertos: San Michele (San Miguel). Entonces la vida y la muerte parencen mirarse frontalmente a la distancia, interpuesta la neblina invernal o la niebla veraniega. Mi elección fue grabar con la neblina, contruir un relato personal, de embarcación, desembarcación y paseo en San Miguel en búsqueda de las tumbas de Pound y de Brodskij, sepultados cercanos ambos ahí, recorriendo y trazando el camino torcido ente las lápidas.

Como se sabe, Pound y Brodskij están entre los varios “extranjeros” que, fascinados por la magia de la ciudad y su laguna, nos dejaron páginas memorables sobre Venecia. Pound la habitó con su mutismo y extremo silencio de los últimos años, vertiéndolo en las calles, donde tal vez serpentea todavía para quien sabe escuchar.

Años antes, fotografiando su lápida, me conmoví notando la simplicidad, como aparece en el corto: una losa apoyada en la tierra, casi abandonada, cubierta de hierbas y hojas de hiedra, solamente con el escrito Ezra Pound. Había tomado fotos en ese primer trabajo sobre Venecia (Venecia A/R) y después pensé en regresar para dar un homenaje fotográfico al Pound veneciano. Y así lo hice.

Las palabras de Brodskij, en cambio, aquellas de Fundamentos de los incurables y las poesías dedicadas al archipiélago lagunar y a aquella lágrima salada de belleza que para él era Venecia, las había leído y releído y las convertí en mi biblia dorada veneciana, el contenedor lacrimal de mi memoria personal de la ciudad.

Entonces fui a buscarlo también a él, Brodskij, en la isla de los muertos.

El corto, grabado intencionalmente con una cámara compacta y ligera (sumando, con un montaje meticuloso, frecuencias de filmación muy cortas) cuenta mi caminata en dos días de lluvia y neblina en el interior del recinto de la isal, y después de regreso a Fondamenta nuove.

En la fase de montaje hemos dado la sensación de este movimiento de retroceso en los pasos de regreso e insertando fragmentos, tomadas de The Dead of Sea y de un segundo movimiento de danza de Kazuo Ohno, maestro centenario de danza butoh.

En el corto, Kazuo Ohno, después de haber sobrevolado velozmente las tumbas, es aspirado por la estela del vaporetto del regreso y aterriza sobre la laguna envuelta en la neblina, atraversada por el vuelo de las gaviotas que en Venecia se apresuran en multitud a robarse los deshechos que flotan.

El video concluye entonces con las palabras del maestro Ohno así como las he interpretado yo, traduciendo: un homenaje al significado, a la esencia última de la fotografía, como elección y sustracción de instantes de vida real y a la poesía de la realidad, esa ilógica que hace bailar la neblina.

“Dancé en los confines de lo ilógico. Instante. El instante. No todos, incluso uno solo. No todos. También un segundo solo es un instante. El breve instante va puesto (a frutto). Cuando estoy sobre el escenario y estoy concentrado… un paso, dos pasos, tres pasos… no… tres pasos, un paso y el quinto, entonces, el instante, en el instante está la eternidad. No todos. La eternidad elige el instante. Está el sol, está la luna, y cuando se encuentran es una conmoción profunda. El tiempo de la eternidad dentro el instante. Si no se posee el tiempo de la eternidad, entonces todo se vuelve imposible.»

Es la escencia también de la danza, y de cada cosa que en la vida está hecha con pasión ilógica: flecha y sentido mismo del existir, quizás.

Momentos de sueño insomne en lo onírico de las visiones ligadas al recuerdo, a una trenza de recuerdo insuperables, mementi vitae que aquí, a diferencia de los otros dos cortos, cuentan en modo más neto vivencias personales que podrían ser también simplemente el recuerdo de mí cuando era niña que viendo estas góndolas particulares con dosel y cortinas negras, entrar en la neblina, y preguntaba a mi padre: “¿qué son? ¿qué hacen? ¿a dónde van?”

Estas preguntas, diría ingenuas, estos porqués primordiales, son los que podrían posar frente a los fantasmas, a los ojos de las Caras, que en los tres cortos de la Trilogia nos miran insistentemente. Las piedras de San Miguel, algunas rotas, otras cubiertas de musgo, fango y hojas, que nos vienen a encontrar en el florecimiento de los charcos de lluvia, parecen preguntarse lo mismo, sin alguna respuesta que no se la pregunta misma. 

«Para nosotros la neblina es como el agua para los peces. Es el lugar donde vemos mejor, no solo dentro sino también afuera. El hombre en la neblina, hecho de neblina, es como un pez en el agua que no importa cuánto nade, no encuentra límites en el agua, ni en su nadar. Toda el agua es el pez que nada(…)«

Fausto Taiten Guareschi ( da Hechos de niebla 2013)

Francesca Vitale 
facebook 
https://www.facebook.com/francescavitale1961
vimeo 
https://vimeo.com/calligrafie

#RESISTENCIA es un proyecto de MADE A.C. https://www.facebook.com/madeasociacion/
Dirección artística y diseño Cristiano Gabrielli
Producción, mediación cultural y traduccionesVanya Saavedra
Registro fotográfico y de video German Torres

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